jueves, 14 de mayo de 2015

Dile que ahorita no!


Mientras la tarde se nublaba, escuché a un músico ambulante frente a la ventana. Cuando jamás me puse a pensar quiénes eran, ni si así habían sido siempre sus vidas, si eran padres de alguien, ni si les alcanzaba para comprar tortillas con frijoles al menos para no morir de hambre en este país de ruinas. Me vinieron a la mente todas las tardes como esta, cuando escuchaba a los músicos como él, que tocaban la puerta de la casa de mi padre, y que yo veía como un simple fastidio. "Dile que no", me pedía mi madre que le dijera. "Que ahorita no".

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